
Durante un acto de la investidura de Donald Trump en Washington, Elon Musk realizó un gesto interpretado por muchos como un saludo nazi. El hecho, captado por cámaras, generó una ola de indignación en redes sociales y una cascada de cuestionamientos sobre las implicancias del gesto en un contexto político polarizado.
Elon Musk, CEO de Tesla y SpaceX, nuevamente está en el ojo de la tormenta, pero esta vez no por sus innovaciones tecnológicas, sino por un gesto que levantó sospechas de connotaciones fascistas. Durante su discurso en un evento oficial de la investidura de Donald Trump, Musk llevó su mano al pecho y luego extendió el brazo derecho en dos ocasiones. Las imágenes, rápidamente difundidas por redes sociales, desataron un aluvión de críticas y acusaciones de apología al nazismo.
El incidente ocurrió en el Capital One Arena de Washington D.C., en un evento al que asistieron miles de seguidores del exmandatario. Musk, quien ha sido un destacado aliado político y económico de Trump, agradeció el apoyo recibido para “garantizar el futuro de la civilización”, una frase que también generó controversia por su vaguedad y tono mesiánico.
Diversos sectores, incluyendo líderesj políticos, organizaciones civiles y medios internacionales, han expresado preocupación por lo sucedido. El diario israelí Haaretz calificó el gesto como “un acto de extrema gravedad en un contexto democrático”, mientras que en redes sociales miles de usuarios exigen una explicación por parte del empresario.
Hasta el momento, ni Musk ni su equipo han emitido un comunicado oficial. La falta de aclaraciones ha alimentado las especulaciones sobre el verdadero significado del gesto, en un momento donde los símbolos de extrema derecha generan una particular sensibilidad a nivel global.
En paralelo, la relación entre Musk y Trump sigue generando debate. Musk no solo contribuyó significativamente a la campaña del republicano, sino que también ha sido designado como codirector del flamante Departamento de Eficiencia Gubernamental, cuyo propósito es reducir el gasto público federal.
La polémica en torno a este incidente no parece disiparse, y plantea interrogantes sobre el impacto de los líderes tecnológicos en el ámbito político, así como el uso de gestos y símbolos en contextos oficiales. La opinión pública sigue expectante frente a un episodio que ya marca un nuevo capítulo en la controvertida relación entre Musk, Trump y sus respectivas bases de seguidores.