Calor extremo en 2025: la urgente necesidad de proteger los glaciares ante temperaturas récord

El aumento de las temperaturas globales y los eventos climáticos extremos amenazan a los glaciares, esenciales para el equilibrio hídrico y climático. Expertos y organizaciones como Greenpeace advierten que su conservación es crucial frente a la crisis climática.

El 2025 ya se perfila como un año récord en términos de calor extremo, según alertan organismos internacionales y ambientalistas. Los glaciares, fundamentales para la regulación del agua dulce y el clima global, están en el centro de la discusión, ya que el aumento de las temperaturas acelera su derretimiento, poniendo en riesgo ecosistemas enteros y las comunidades que dependen de ellos.

Argentina, hogar de una de las mayores reservas de agua dulce del planeta gracias a sus glaciares andinos, enfrenta un desafío crítico. Organizaciones como Greenpeace destacan la necesidad de reforzar las políticas de conservación y de hacer cumplir leyes como la Ley de Protección de Glaciares, que sigue siendo objeto de presiones económicas y políticas.

Calor récord: un llamado de atención global

El año 2023 marcó un hito con temperaturas globales récord, y las proyecciones para 2025 no son más alentadoras. Según Greenpeace, estos fenómenos están directamente vinculados al cambio climático, agravado por la quema de combustibles fósiles y la deforestación.

Los glaciares, que actúan como termorreguladores naturales, absorben el impacto del calentamiento global, pero a un costo alarmante. En las últimas décadas, Argentina ha perdido miles de hectáreas de hielo, según datos del Inventario Nacional de Glaciares.

“El deshielo de los glaciares no solo significa la pérdida de agua dulce, sino también un aumento en el nivel del mar y cambios irreversibles en los ecosistemas”, explica Hernán Giardini, coordinador de la campaña de clima y energía de Greenpeace Argentina.

El rol de los glaciares en Argentina

Los glaciares no solo son un símbolo de belleza natural; también cumplen funciones vitales:

Reservas de agua dulce: Los glaciares abastecen ríos y lagos, fundamentales para el consumo humano, la agricultura y la generación de energía hidroeléctrica.

Regulación climática: Ayudan a mantener temperaturas estables y mitigar el impacto del calentamiento global.

Sostenimiento de ecosistemas: Muchas especies dependen de los ambientes glaciales y de los flujos de agua que generan.

En un país donde la agricultura y la energía dependen en gran medida del agua que proviene de los Andes, el retroceso glaciar tiene consecuencias directas para la seguridad alimentaria y energética.

Presiones económicas y políticas

Aunque la Ley de Protección de Glaciares, sancionada en 2010, establece la prohibición de actividades que puedan afectar las áreas glaciares, su implementación sigue siendo un desafío. Las industrias extractivas, como la minería, han presionado para flexibilizar las regulaciones, argumentando la necesidad de desarrollo económico.

Greenpeace alerta que estas actividades no solo ponen en riesgo a los glaciares, sino también a las comunidades locales que dependen de ellos. Un ejemplo reciente es el caso de proyectos mineros en San Juan, una de las provincias con mayor densidad de glaciares en el país.

“La protección de los glaciares no es negociable. Es una cuestión de supervivencia, no solo para Argentina, sino para el planeta”, enfatizó Giardini.

Soluciones urgentes

Frente a este panorama, los expertos y activistas proponen medidas concretas:

1. Cumplimiento estricto de la ley: Garantizar que la Ley de Protección de Glaciares se respete y que las actividades mineras y extractivas no afecten las zonas protegidas.

2. Reducción de emisiones: Acelerar la transición hacia energías renovables y cumplir con los compromisos internacionales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

3. Monitoreo constante: Ampliar el alcance del Inventario Nacional de Glaciares para garantizar un seguimiento detallado de su estado.

4. Educación ambiental: Concientizar a la población sobre la importancia de los glaciares y su relación con el cambio climático.

Un futuro en juego

El calor extremo proyectado para 2025 es una advertencia que no podemos ignorar. Los glaciares son un termómetro del cambio climático, y su protección no es solo un acto ambiental, sino una responsabilidad ética hacia las futuras generaciones.

Argentina tiene en sus manos la oportunidad de liderar con el ejemplo, priorizando la conservación de sus recursos naturales y estableciendo un modelo sostenible frente a la crisis climática.

Como concluye Greenpeace: “No podemos detener el calentamiento global si no protegemos nuestros glaciares. El tiempo de actuar es ahora”.

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